Por Halftown
El pasado mes de agosto de 2009, el Málaga de Fernando Sanz firmaba un acuerdo de patrocinio por tres años con la casa de apuestas británica William Hill. La presentación en sociedad del acuerdo se hizo por todo lo alto, incluyendo cachondas de cejas depiladas embutidas en la camiseta blanquiazul. El sueño húmedo de más de uno en La Rosaleda.
Menos de un año después, Fernando Sanz vendió el club al jeque qatarí Abdullah Bin-Nasser Al-Thani. Se rumoreó la llegada de estrellas como Güiza, de Van Nistelrooy, aunque al final los fichajes fueron más de lo mismo, y todo apunta a una nueva temporada tan al filo de la navaja como cuando eran pobres.
Sin embargo, una de las medidas que adoptó la directiva de Al-Thani fue la ruptura del contrato con William Hill en base a los dictados de la ley islámica, que prohíbe las los juegos de azar.
Si bien aplaudimos que los principios morales (en este caso religiosos) se antepongan al vil metal, lo que no se termina de entender es que no se haya extinguido también el contrato de patrocinio que el Málaga tiene con la cervecera San Miguel. Sorprendente, dado que el Corán también prohíbe el alcohol (y cualquier otra forma de diversión, por cierto), tanto en su variante destilada como fermentada. Alá lo deja bien clarito en el Corán cuando dice: "Ellos te preguntaran acerca de las bebidas alcohólicas y el juego, decid: en cada uno de ellos acecha un grave vicio así como algunos beneficios para el hombre, sus perjuicios son más grandes que su utilidad" (Corán 2,219).
Curiosamente, cuando uno va a visitar la web del Manchester City –propiedad de un jeque más rico y más árabe-, descubre que, surprise, surprise, ellos también tienen un acuerdo con la marca de cerveza holandesa Heineken. Así que, aunque uno quiera creer que ambos jeques mantienen los patrocinios porque existe la cerveza sin alcohol, da la impresión de que la cosa tiene más que ver con la diferencia entre el canteo de exhibir el logo pecador pegado a la camiseta, y tenerlo discretamente en la página web del equipo, mientras se va haciendo caja.
Líder en chorizo
La noticia bomba de la semana ha sido en Santander: el Racing, cuya camiseta llevaba en blanco desde tiempos inmemoriales, por fin tiene patrocinador. La marca que manchará el pecho de los jugadores cántabros durante los dos próximos cursos será la empresa riojana de alimentación Palacios. El problema no es que el logo sea soso. Ni que las camisetas del Racing ya sean feas sin necesidad de ayuda. Ni siquiera que el gran estreno sea en el Bernabéu. El verdadero problema es que, debajo del logotipo de la marca, irá la siguiente inscripción: “Líder en chorizo”.
Y claro, no hace falta ser experto en comunicación para adivinar que se ha armado la marimorena en El Sardinero, donde desde la época de Dimitri Piterman la afición se ha aburrido de ver chorizos.
De hecho, más de uno se quedó con la mosca detrás de la oreja después de la salvación del equipo verdiblanco en el último partido de la temporada pasada, un Racing-Sporting en Santander que vino precedido por una loa a la amistad del presidente cántabro Miguel Ángel Revilla en la prensa asturiana. La cosa acabó con victoria fácil para los locales, salvación para todos y el estadio entero entonando el “Asturias, patria querida”. Que le pregunten a Tenerife y Valladolid por los chorizos.
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