jueves, 17 de diciembre de 2009

Brindis al sol de Laporta

Por Halftown
Si uno no conociera el percal, podría pensarse que Joan Laporta es un presidente modélico: joven y apuesto, se ha bastado él solito para arrinconar a los ultras en su propia casa, ha multiplicado los ingresos de la marca en América y Asia, y ha levantado en ocho años de mandato más Copas de Europa que en los cien años previos.

Sin embargo, Laporta decidió, desde su llegada al cargo, utilizar al FC Barcelona como arma propagandística pro-independencia de Cataluña. Así, ha aparecido en manifestaciones portando la senyera, ha promovido el catalán en la feria del libro de Frankfurt, ha aireado a los cuatro vientos que Catalonia is not Spain y hasta ha incrustado en el uniforme del Barça las cuatro barras de Aragón que aparecen en la bandera catalana.

Lo de utilizar al Barça como símbolo de Cataluña no es nuevo. El més que un club –probablemente el mejor eslogan publicitario de un club deportivo- fue concebido en 1968 y hace alusión a su condición de símbolo. De hecho, el mismo Vázquez Montalbán dijo una durante la presidencia de Josep Lluís Núñez que el club era el "ejército desarmado simbólico de Cataluña". La diferencia es que Laporta, al contrario que sus predecesores, es un monstruo mediático. En las últimas semanas, se le ha podido ver haciendo su particular tournée catalana para fomentar la participación en la consulta sobre la independencia de Cataluña.

Ser catalán no es una cuestión de identidad étnica, sino emocional" lanza el presidente del Barça cuando se le recuerda que, de acuerdo con los datos de la Generalitat, más de un tercio de los habitantes de Catalunya nacieron fuera de ella. Habría que preguntar se entonces si la emoción catalana es incompatible con la emoción española.

Catalunya FC

¿Qué pasaría si efectivamente Catalunya se independizase del resto de España? Con sus casi siete millones y medio de habitantes, más o menos la misma cifra que Serbia, Bulgaria o Azerbayán, Catalunya podría aspirar a convertirse en una selección de fútbol de tamaño medio en la zona UEFA. Incluso aspirar a jugar la Euro y el Mundial.
Suponiendo que la máxima autoridad del fútbol europeo autorizase a los internacionales españoles a jugar con ella (lo cual hizo en la desmembración de la URSS y Yugoslavia, aunque no es una referencia válida porque en ambos casos el antiguo país desapareció) y que éstos accedieran a hacerlo, el equipo de Cruyff podría contar con jugadores como Xavi, Piqué o Puyol. Incluso Victor Valdés conseguiría por fin ser internacional.

¿Y el Barça? Evidentemente, un estado independiente debería jugar su propia competición de liga, de modo que si echamos un vistazo al top 20 de equipos catalanes (dos en Primera, dos en Segunda nueve en Segunda B y los siete primeros del grupo catalán de Tercera), los blaugranas se enfrentarían a clubes como el Cornellá, el Prat, el Gavá o el Badalona. A pesar de tener la plaza de Champions League asegurada –por lo menos el billete para la fase previa- no parece probable que muchas estrellas internacionales estuvieran dispuestas a vestirse de azulgrana.

La conclusión a la que nos lleva esto es que, o bien Laporta no ha pensado a fondo las consecuencias de su ansiada independencia, o bien la conclusión es que el futuro del Barça le importa una mierda. Porque cabe concebir una tercera vía -sin duda la más jugosa- de que en realidad el show de Joan Laporta no sea sino un brindis al sol, una excusa para promocionarse a sí mismo, y en realidad la independencia catalana se la traiga al pairo.

martes, 15 de diciembre de 2009

¿Las maldición de las Natillas? ¡La maldición de las maquinillas!

Por Nunn
"¡Sos mufa!", le gritan a cada rato al prota de la película argentina 'La suerte está echada', catálogo de desgracias de un mufa (gafe en argentina) que da que pensar. ¿Existen los gafes? La publicidad y el deporte habían encumbrado a las Natillas Danone como grandes abanderadas de la mala suerte que sufrían todos sus protagonistas. Pero, ¿son las maquinillas Gillette las nuevas mufas?

No hay que ser muy malpensado para pensar que aquel engrudo dulce envuelto de amarillo que llevaba a deportistas de prestigio a cantar como bobos eran mufas. En 1997, Caminero hizo el anuncio y en 1998 ya estaba en el Valladolid. Le acompañaba Sergi Bruguera, que perdió la final de Roland Garros contra Kuerten y comenzó a lesionarse.

En 1998, Alfonso dejó de meter goles. En 1999, Gerard empezó a demostrar que no era el futuro del Barça y Morientes sólo clavó seis dianas. En 2000, Figo se convertía en enemigo público número uno de Cataluña 'traicionando' al Barça, mientras que Guardiola se lesionaba gravemente y empezaba su cuesta abajo. En 2001, Casillas perdió la titularidad en favor de Illgner y Luis Enrique comenzaba una plaga de lesiones. Ronaldinho decidió tomárselas bañadas al whisky. Y en 2008, Robinho demostraba que tenía más talento bajo las rodillas que sobre los hombros e iniciaba su carrera para ser el mejor del mundo yéndose al carajo.

Oiga, no es cosa de negar el gafe de las Natillas. Es virtualmente imposible. Pero he aquí que en el último mes las maquinillas Gillette han tomado el relevo con fuerza. La angelical imagen de Thienny Henry y Tiger Woods está en la mierda: el uno por meter la mano donde no debe y el otro por meterlo todo donde no debe. En Irlanda organizan campañas de boicot a los productos Gillette tras el incidente y a Tiger Woods se le cae la vida a pedazos y le huyen los patrocinadores.

Yo que tú, Roger Federer, ponía la barba a remojar. Tienes una temporada para demostrar que donde hubo Natillas no hay maquinillas.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Fiesta y Finanzas en Francia

Por Halftown
Cuando parecía que los ecos de la mano de Henry se empezaban a apagar y los aficionados celebraban su buena suerte de caer con Sudáfrica, México y Uruguay, resulta que la prensa ha decidido abrir un nuevo debate en torno al dinero que ganan los miembros de los bleus.

El billete para la Copa del Mundo de 2010, según revelaba France Football el pasado 20 de noviembre, hablaba de 431.000 euros por cabeza para los jugadores que han jugado un mayor número de partidos, y el doble, 862.000, para el seleccionador Raymond Domenech.

“Una cifra muy lejos de la realidad”, decía el propio Domenech al día siguiente. “Archifalso”, apuntillaba Noël Le Graët, vicepresidente de la FFF y responsable de este tema. Tanto es así, que el pasado lunes la Federación Francesa de Fútbol (FFF) se decidió a iniciar la “opération vérité para dar su versión acerca de las cifras publicadas las últimas semanas.

Para ello, enviaron una carta a los presidentes de los clubes (profesionales y aficionados), así como a los miembros del Consejo Federal que dirige y administra la propia FFF. Una copia de dicha carta fue filtrada a Le Monde (impagable su editorial titulada “Très chers Bleus”, un juego de palabras entre chers = queridos y chers = caros), y en ella pudimos enterarnos de que:

a) Cada partido de clasificación asegura 10.000 euros a cada jugador, independientemente de su participación durante los 90 minutos así como del resultado final del encuentro.

b) A esto se añade una prima por la clasificación que va de los 100.000 a los 240.000 euros, en función del número de selecciones obtenidas por cada jugador.

c) Los partidos amistosos tienen otro baremo, ya que la cantidad varía en función de la clasificación FIFA del rival, así como el resultado del partido. Contra una selección del top 10 mundial (pongamos por caso la número 1: España), cada jugador se llevaría 18.000 euros por victoria y la mitad, 9.000, por empate.

d) Respecto al seleccionador, se le aplica el doble de la prima de un jugador en todos los casos. Sus ayudantes, Pierre Mankowski, Bruno Martini y Alain Boghossian, cobran como si fueran jugadores.

e) En lo que concierne al dinero de los patrocinadores, jugadores y seleccionador se llevan dinero a partes iguales. Los ayudantes de Domenech se llevan un tercio cada uno.

¿Archifalso?

Así las cosas, Le Monde no ha perdido el tiempo, y ha calculado efectivamente la cifra real que corresponde a cada uno: un jugador que ha participado en todos los partidos se habrá llevado 563.111 euros, mucho más de lo calculado por France Football. Domenech, por su lado, se ha llevado 826.222 euros, una cifra que ni está lejos de los 862.000 que dijo France Football ni es, como dijo el vicepresidente de la FFF, archifalsa.

El mismo día 7, Le Monde publicaba una entrevista con Jacques Valentin, director delegado de la selección francesa. Entre otras cosas, Valentin afirma que la participación de Francia en el Mundial 2006 supuso unos ingresos de 5 millones de euros, y la Eurocopa 2008 dejó 8 millones de euros más en la caja. Esto es cuanto menos sorprendente, puesto que en la Copa del Mundo los franceses llegaron a la final, mientras que en la Euro se fueron a la calle en la primera ronda sin ganar ni un solo partido. Como no podía ser de otra manera, Jacques Valentin aprovecha para colgarse la medalla recordando que ese dinero se reinvierte en programas de formación de jóvenes futbolistas.

Pero lo mejor de la entrevista con Valentin viene al final, cuando proclama que la selección francesa tiene un presupuesto asignado del 1% del total de la Federación, es decir, 1,9 millones de euros sobre los 200 anuales que presupuesta la FFF.

Y aquí es cuando algo no cuadra, porque si hacemos el simple ejercicio matemático de sumar los 826.222 euros de Domenech con los 563.111 euros que se han llevado los jugadores que han participado en todos los encuentros (más las primas de los que han jugado menos o sólo han sido convocados), vamos a sacar una cifra mucho más alta de los 1,9 millones de euros presupuestados. La opción b es que las primas por clasificarse para el Mundial 2010 no estén incluidas en el presupuesto de 2009, en cuyo caso los administradores de la FFF son unos cenutrios. Eso, o que no contaban con que Francia se acabara clasificando para Sudáfrica 2010.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Mundial 2018: otra vez por la tele

Por Halftown.
Se jactaba El País el pasado 9 de octubre que Inglaterra entera, desde la Reina Madre hasta el utillero del Burnley, están acojonados ante la posibilidad de que una candidatura ibérica se interponga en su camino a organizar el Mundial de 2018.

Pues para estar tan acojonados, el primer ministro Gordon Brown -de justicia es señalar que le quedan dos telediarios en el cargo- ya se ha sumado al lobby con un préstamo de 2,5 millones de libras, y ha conseguido que el personaje del momento, el presidente brasileño Lula, les apoye. Además, las doce ciudades inglesas que sean elegidas sedes contribuirán con 250.000 libras por cabeza.

Desde la Pérfida Albión han montado un comité para preparar la candidatura que incluye a tipos como Sir Martin Sorrell (presidente mundial de WPP, el mayor holding de agencias de comunicación del mundo), David Gill (CEO del Manchester United), el antiguo ministro de Deportes, Richard Caborn o el presidente adjunto de los JJOO de Londres 2012 Sir Keith Mills. Súmesele obviamente la plana mayor de la Premier League, la liga más importante del mundo en términos económicos. Además, tienen ya en el bolsillo el voto de Jack Warner, vicepresidente de la FIFA A bote pronto, sólo parece que se les han quedado en el tintero Richard Branson y Paul McCartney.

Australia, 120.000 fans; España, 34

La semana pasada, además, enviaron una comisión al Soccerex de Johannesburgo para presentar la candidatura inglesa y rascar la espalda de la gente de la FIFA. El miércoles se desplaza el chiringuito a Ciudad del Cabo, donde hay reuniones organizadas entre los miembros del comité de 24 personas de la FIFA que decide dónde rodará el balón en 2018. Los ingleses envían para la ocasión a Capello y al mismísimo David Beckham, el Spice Boy, suponemos que con instrucciones de hablar lo mínimo necesario.

Otras candidaturas también han movido ficha. Los australianos, por ejemplo, han montado una web para organizar el Mundial de 2018 o el de 2022. Más de 45.000 personas se han inscrito para montar su apoyo a la candidatura. En su grupo de Facebook tienen casi 120.000 fans más (los ingleses tienen más de 43.000).

Qatar ha empezado a poner petrodólares en los bolsillos de la gente que manda. Hace unas semanas montaron un amistoso entre Inglaterra y Brasil. Según ellos, el hecho de que la temperatura media en los meses de verano sea de 40 grados no es un problema. Ya se jugó allí el Mundial sub-20 de 1995, que acabó con Joseba Etxeberría de bota de oro.

El último serio aspirante –y mi favorito personal- es Rusia. En su favor: jamás han organizado un evento de este tamaño. Además, el gobierno ya ha aflojado 20 millones de dólares, y están esperando recolectar lo mismo de la empresa privada, a la cabeza de ella el amigo Abramovich.

Y a todo esto, ¿dónde está la candidatura conjunta de España y Portugal? En enero pasado se anunció e incluso el mismo Villar puso el tema como una de sus prioridades para su nuevo mandato. Desde entonces, silencio absoluto. Su grupo en Facebook cuenta con 34 fans. Y en las webs de las dos federaciones, RFEF y FPF, la última noticia que aparece es el resultado de un amistoso sub-17: Portugal 0 – España 3.

Me da que, en lo que concierne a España, la única duda que nos queda es si lo veremos en Cuatro o en La Sexta.