miércoles, 29 de junio de 2011

Top camisetas con (intra)historia 2012

Por Halftown

Los Spurs y las apps

Para un año que la gente de Puma se curra unas equipaciones del Tottenham que uno puede ponerse con dignidad fuera del estadio, al club se le ocurre llevar el logo de Aurasma. Si la empresa no les suena es normal, puesto que no es tal: Aurasma es una aplicación de iPhone que convierte la prensa escrita en una experiencia de realidad aumentada. La propietaria del invento es la empresa inglesa de software Autonomy, cuyo logo llevaba Gareth Bale en pleno hype a finales de 2010.

Cuesta entender cómo a) una aplicación de iPhone tiene la pasta para aparecer en la camiseta de uno de los clubes top de Inglaterra y b) qué coño pinta anunciándose una app en la camiseta de los Spurs. Lo próximo es que el Madrid cambie Bwin por los Angry Birds.

El Atleti engaña a los chinos

En un principio, el Atleti iba a llevar la misma camiseta que el Barça este año: una fea. Filtrada online hace meses, alguien en el Vicente Calderón tuvo el ojo clínico de echar las cuentas de cuánto pierde el club con las réplicas de palo que se fabrican en China. Así que la semana pasada el Atleti contraatacó anunciando que su modelo 2012 no será el anunciado, sino uno en un punto intermedio entre la fina línea que separa el minimalismo del aburrimiento. Al menos este año ya no hay logo de Kia.

Mientras que en algún lugar de China hay un fabricante comiendo camisetas rojiblancas, la duda ahora es si con la salida del Kun habrá alguien que quiera llevarla. Nos cuesta imaginar qué tipo de aficionado quiere lucir el dorsal de Diego Costa. Quizás uno chino…

Lisboa: to pee or not to pee

Que te patrocine una de las empresas líderes en telefonía, televisión e internet en tu país es una buena noticia. Que la misma empresa patrocine también al otro club de tu ciudad es regulero. Que te planten a ti y a tu máximo rival local un logo en el pecho que dice Meo es una putada. Por mucho que sea la segunda temporada consecutiva que te hacen el lío.

Valencia y Levante: tanto monta…

Aunque nos traicione el subconsciente, en Valencia hay dos clubes. De hecho, el Levante es el más antiguo de los dos, y sin embargo nunca ha pasado de ser el hermano bobo. Después de una temporada milagrosa, sin Luis García ni Caicedo nadie duda que es el favorito número uno para bajar la próxima temporada. Mientras tanto, el hermano supuestamente rico y guapo tiene su nuevo estadio a medio acabar y sólo le queda alquilar el murciélago del escudo a los productores de True Blood.

Afortunadamente para ellos, uno viste de blaugrana y el otro de blanco. Hasta que este año, para hacerlo todo más miserable si cabe, sus camisetas suplentes han acabado siendo la misma.

Vasco de Gama y el buen rollo con los negros

Vayamos por partes: Vasco Da Gama no puso el pie en Brasil en la puta vida. Sin embargo, el club de Rio de Janeiro en el que pescó Lendoiro a Bebeto lleva su nombre por haber sido fundado por inmigrantes portugueses.

Este año la marca que viste al Vasco, Penalty, ha decidido conmemorar la decisión del club, allá por 1924, de no excluir a los jugadores negros de la plantilla. El homenaje incluye la leyenda “Democracia e inclusión” en el cuello de la camiseta y un logo de una mano que parece de una manifa anti-ETA. Una iniciativa loable, que sin duda podría haber esperado ocho años hasta la celebración del centenario de la efeméride.

A todo esto, Vasco Da Gama de camino a la India cañoneó la ciudad de Mozambique. Un verdadero ejemplo de democracia e inclusión…

miércoles, 15 de junio de 2011

El soccer, mi vicio inconfesable

Por snedecor
Hará cosa de dos años, durante una de las entrevistas de trabajo más surrealistas de mi vida, me preguntaron que cuál era mi vicio inconfesable. Así, directamente. Como es natural, y siguiendo al pie de la letra todos esos manuales para causar buena impresión en los procesos de selección, puse cara de póker, sonreí ligeramente y contesté que ninguno. Si acaso, el afán por hacer bien el trabajo que se me encomendara. Toma ya, pensé. Qué bueno soy, joder. Pero el entrevistador, que seguramente también se sabría de memoria esos estúpidos consejos y estaría hasta los mismísimos de ver cómo los usaban los candidatos, negó con la cabeza y apuntó algo en su libreta. La cagamos.

De repente me sentí como el atribulado protagonista del famoso sketch de los Monty Python. Por un momento hasta temí que aquel hombre empezara a tocar una campanilla y a contar hacia atrás a voz en grito, pero mi enemigo se limitó a quitarse las gafas en un gesto que me dio a entender que la entrevista ya estaba terminada y me dijo que no había comprendido bien la pregunta. Todos somos freaks de algo, me dijo. Todos tenemos una pasión inconfesable por algo, un tema extraño sobre el que somos expertos, algo de lo que casi nos avergonzamos ante nuestra familia y amigos, aunque no sea nada sucio o perverso que ocultar. Cuál es tu vicio inconfesable, me insistió.

Le miré a los ojos y evalúe la situación durante un par de segundos. Una entrevista que me estaba saliendo mal, para un trabajo que tampoco me gustaba tanto y con un tío que me estaba cayendo como el culo. Sí hombre. A ti te voy a decir yo cuál es mi vicio. Capeé el temporal como pude y la prueba terminó relativamente pronto. Por suerte, no me cogieron. Pero reconozco que aquel tipo estrafalario tenía razón. Todos tenemos un vicio inconfesable. Hay quien acumula chapas de botellines de cerveza y quien se disfraza de soldado de las tropas imperiales, hay quien se sabe la letra de Heidi en japonés y quien se pasa las horas escribiendo sus mierdas en un blog que nadie leerá, mientras sueña con convertirse en el nuevo Maldini o Marcos López. Yo también hago esto último (lo de escribir, digo, que lo de atracar a la Roma de momento no entra en mis planes). Y aparte, sigo la Major League Soccer.

Desde que la descubrí en todos sus aspectos allá por 2007 (y sí, fue gracias a Beckham), la liga estadounidense me enganchó. Sobre todo por su parte organizativa, tan ordenada y distinta a lo que estamos acostumbrados a ver en Europa. Una organización que es a la vez su punto fuerte y su talón de Aquiles, lo que le permite sobrevivir económicamente al tiempo que lastra sus opciones de crecimiento. Y aunque no es nada de lo que avergonzarse, la verdad es que da cierto apuro confesar cara a cara que mi vicio es estar al día de sus noticias y novedades, conocer a sus jugadores y equipos y hasta echar un vistazo a sus partidos, si los horarios lo permiten. Alguna vez lo he dicho y me he encontrado reacciones de todo tipo, desde la incomprensión más absoluta hasta la jocosa diversión a mi costa, pasando por la peor la de todas, esas caras de “pobrecito, hay que estar muy mal para hacer eso”. Vamos, lo que convierte cualquier vicio en inconfesable.

Así que la MLS es una pasión oculta a la que doy rienda suelta en la red, contando sus peculiaridades y tratando de convencer al universo futbloguístico de que se trata de una liga seria, de cierto nivel y con futuro, justo todo lo contrario de lo que se piensa. El mes pasado aproveché la publicación de los salarios de los futbolistas que militan en ella para desmontar el mito de liga rica plagada de viejos futbolistas muchimillonarios, pero la realidad es tozuda y a veces te obliga a agachar la cabeza y reconocer que, pese a todos tus esfuerzos, hay cosas que no pueden ser. Y hoy toca decir que sí, que tenéis razón, que la MLS es un paraíso para jugadores acabados, que una liga no puede ser seria ni competitiva si uno de los equipos llamados a luchar por el título (al menos a la vista de sus resultados de este año) ficha a un tipo a punto de cumplir 34 tacos y que llevaba casi tres años retirado y rogando por los platós una oportunidad para sentarse en un banquillo.

Conste que no tengo nada en contra del bueno de Veljko Paunovic, que es quien acaba de firmar por Philadelphia Union en busca de una última oportunidad de disfrutar en un campo de fútbol (aspiración lógica tras pasar tantos años en el Atlético y deambular sin demasiado éxito por media España y parte de Europa), pero como seguidor de la MLS la suya es una contratación que me toca el orgullo. No podéis hacerme esto. Así jamás podré confesar cuál es mi vicio en una entrevista de trabajo sin tener que ver una cara de compasión por mi estado psicológico. Al menos, han tenido la decencia de no publicar su sueldo… De momento.



Sigue a Paunovic en Twitter.

lunes, 6 de junio de 2011

El retorno del otro Iniesta

Por Halftown
Como en La Mancha de Andrés Iniesta, en Extremadura hace varios años que no hay fútbol en serio. Después de los soleados noventa, cuando Mérida y Extremadura excursionaban por la primera división y el Badajoz coqueteaba con los puestos de ascenso en Segunda, el siglo XXI ha devuelto al fútbol extremeño al lugar que históricamente le corresponde.

Afortunadamente para Extremadura, no sólo de fútbol vive el hombre. Y es que en Plasencia es donde nació el otro Iniesta, Robe. Cuando creó su grupo, a finales de los ochenta, España era acababa de entrar en la OTAN y la Quinta del Buitre acumulaba títulos de liga a la espera de levantar la Copa de Europa que nunca llegaría.

Llegar a publicar un disco y que la gente lo compre es tan difícil como llegar a primera división y mantenerse. A Extremoduro les costó llegar a la primera división de la música española. Después de muchas horas de estudio, mucho bolo y mucha heroína, Robe Iniesta y su banda consiguen llenar el Pabellón de Deportes de Madrid en 1993. Con todo, no fue hasta que en 1996 publicaron Agila –en cuya portada salía un tipo con la cabeza del Mono Burgos y los abdominales de Forlán- cuando Extremoduro se convirtió en una banda importante a nivel nacional.

Fue por aquella época cuando Robe Iniesta accedió a posar vestido de rojiblanco junto a Rosendo para la portada de MARCA. El padre de Robe, chapista de profesión, fue presidente de una peña del Atleti en Plasencia. Era 1996, y el Atleti y Extremoduro iban de la mano hacia el estrellato.

El hype mediático fue tal, que el antisistema sistemático que es Robe Iniesta decidió convertir el título de su siguiente álbum en una declaración de intenciones: “Iros todos a tomar por culo”. El Atleti hizo lo propio estrellándose en Champions y deshaciéndose año tras año hasta dar con sus huesos en Segunda. A diferencia de los rojiblancos, endeudados hasta las trancas, Robe tiene suficiente pasta para lo suyo: “Yo nunca he tenido problemas de dinero: los camellos me han fiado siempre” dice, sacando pecho.

Ahora Extremoduro ha vuelto a sacar disco, y de momento le ha quitado el número uno de ventas a Lady Gaga. Quizá sea el doping, pero lo cierto es que los viejos rockeros se resisten a morir.