martes, 19 de abril de 2011

Libres y directos: Mourinho y la prensa

El show antes conocido como fútbol
Por snedecor
Reducimos el fútbol a la nada. Análisis de la previa en prácticamente todos los medios: “Messi no marca a los equipos de Mou, Cristiano está gafado contra los azulgrana”. Rueda de prensa post-partido de Mourinho, primera pregunta: “¿Qué opinión tiene de la actuación del árbitro de hoy?”. Ya está. ¿Para qué más? El éxito comercial se basa en la dicotomía. Blanco o negro, héroe o villano. Penalti o no, conmigo o contra mí. Cuestiones sencillas de plantear y que obligan al receptor a tomar partido y, de rebote, le incitan a consumir aquello que expresa lo que él piensa (y, en un extraño caso de perversión masoquista, a veces también lo opuesto, sólo hay que ver lo mucho que citan al Marca los aficionados culés). Pero debatir sobre cuestiones tácticas, sobre planteamientos futbolísticos, requiere tiempo y capacidad, porque implica pasar del blanco y negro a todo un océano de grises repleto de matices y huérfano de verdades absolutas. Y esa inmensidad de detalles nos apabulla. Nos cansa, nos aburre. Es complicado. No estamos preparados. No nos gusta. No lo compramos. Nos conformamos con nuestro cuento de héroes y villanos.

Así que los papeles ya están asignados, y en las salas de prensa se representa una Commedia Dell'Arte. Preguntas típicas, respuestas tópicas, todo en un entorno conocido y controlado. Guardiola bueno, Mourinho malo. Es simple. Lo entendemos. Nos gusta, estamos acostumbrados a ello. Lo consumimos. Y los medios sólo perpetúan la farsa, participando de ella porque les funciona comercialmente: es lo que pide el gran público. Y en ese ambiente el Mourinho Polichinela se mueve como pez en el agua. Si habla, se habla de lo que él habla; si no habla, se habla de que él no habla. Nadie se preocupa de lo que hace. Y el Mourinho Entrenador, tan contento con su papel, caricaturizado de cara al exterior pero trabajando tranquilamente en su fábrica de matices, donde a veces defenderse sirve para atacar mejor y planear un ataque frontal sólo lleva a la derrota. Suena complejo, ¿verdad? Es eso que antes llamaban fútbol.

Pero psssst, silencio, se abre el telón. ¿Saldrá Karanka? Comienza la función.


El nuevo del grupo
Por El Gordo de Minesotta

Todos hemos tenido un amigo guay, cojonudo, molón, el típico que se convierte en el líder de tu grupo desde que se bebe la primera litrona. Ése que a las dos horas te impresiona porque tiene más cara que espalda, porque es un ‘echao palante’. El primero que va a ligar con la rubia, el que se pone chulito con los duros del barrio. ¿A mí me vas a decir qué? Y los acojona. Tiene mucha personalidad. Y es guapo, claro. Listo también, aunque no tanto como piensa. De hecho, nuestro amigo superguay (si eres pijo), cojonudo (si te rascas los huevos en la puerta de una iglesia) o molón (si eres un cretino) piensa que no hay nadie como él. Al principio hace gracia. Pero poco a poco comienzan a salir defectos al ritmo de las copas. Porque resulta que lo quiere acaparar todo, él es el protagonista. Al final, claro está, acabas hasta los cojones de él.

Mourinho es atractivo, listo y ganador. Lo tiene todo. Impresionaba ver vídeos con sus hazañas en Italia e Inglaterra. Lo ganaba todo, tenía los récords más alucinantes y, desde la distancia, era un borde simpático. Benítez se encontró muchas veces con él, por ejemplo. Era su amigo más especial en las islas. Y ya no hablamos de Italia, donde hizo un montón de nuevas amistades entre los entrenadores rivales. También hizo migas con un grupo nuevo, el de los periodistas. Luego llegó a la Liga española e hizo nuevos amigos, claro está. La lista es tan larga que no cabe en este libre y directo, pero tampoco hace falta recordarla. El caso es que impresionaba a todo ser viviente en los primeros meses en el grupo. Con el tiempo, alguno comenzó a extrañarse por su actitud. “Joder, ¿este tío se queja mucho, no?”, decían los más críticos. Eso entre los amigos de la profesión. Los de la prensa, más sufridores, han aguantado un poco más. Pero solo un poco.


El futuro según Mou
Por Nunn

Según un cable de última hora llegado a 'Fútbol no es fútbol', el Rey, en su soberana voluntad, ha optado porque, a partir de ahora, el Mensaje de Navidad lo dé el Príncipe.

Circula el rumor, además, de que el Príncipe William y Kate Middleton mandarán dos figuras de gomaespuma tamaño natural a su boda, atendiendo, claro está, a su soberana voluntad.

Por la misma razón, Messi ha optado por delegar las entrevistas en un primo suyo que no juega en Girona, por Iker Casillas comparecerán, en escrupuloso orden alfabético, sus colegas que hacen el anuncio de Mahou y en vez de Forlán dará las ruedas de prensa un tipo disfrazado de la Gallina Caponata.

Hace 10 años era impensable el panorama ante el que hoy se enfrentan los medios de comunicación deportivos. Si Mou no sale a hablar, pues no sale. Y a mamar. Y la gente dejará de comprar periódicos en los que no habla nadie interesante, porque Karanka, nos guste o no, no le interesa a nadie. Y cuando nuestras audiencias televisivas bajen hasta el ridículo y quiten los deportes de la parrilla (porque total, para poner resúmenes de partidos tampoco hacen falta muchas alforjas), vendrán los ayes.

Es alarmante que el entrenador del Real Madrid pueda decidir a su gusto no dar siquiera la rueda de prensa pre-partido. La primera vez nos cogió por sorpresa, la segunda menos y cuando ya eran unas pocas iba camino de ser costumbre. Por eso se plantó la prensa. Porque nadie imaginaba hace 15 años que no se pudiera grabar en los entrenos, así que nadie nos asegura que en otros 15 no estemos grabando ruedas de prensa de señores vestidos de la Gallina Caponata.

Y si luego sale Mourinho a ridiculizar a la prensa en rueda de prensa, pues que lo haga. Está en su derecho. Pero que salga.


Un gilipollas de fiar
Por Rocheteau

Mourinho es un poco gilipollas y todos lo sabemos. Incluso él. Es más, llegaría a decir que es casi empíricamente tan gilipollas como parece. Vale, pero ni un gramo más. Mourinho no se escuda tras un prolijo verbo argentino, para llenarnos de sofismas envueltos en un celofán baratucho del que mola en el periodismo deportivo. Ni se saca los mocos como un sabio de barrio obrero que encandila a los periodistas como un (mal) monologista de el Club de la Comedia. Ni sabe dar palmadas en el hombro tras los partidos a todos y cada uno de los periodistas, haciéndolos sentir importantes, como José Bono llevaba un ayudante con una bolsa de relojes falsos de oro, que él iba poniendo sucesivamente en su muñeca y regalando a cada lugareño manchego para hacerle sentir único. Imagínense el lunes, allá en la Mancha, en la partida de tute, todos cantando 40 con su peluco de contrachapado...

Vamos, que por fin tenemos un tipo en el fútbol que es como parece. Además se equivoca. El otro día podía haber echado balones fuera hablando mucho mejor que haciendo la efigie junto a Karanka. Tras el partido habría quedado mejor respondiendo a profesionales que no supieron comportarse como tales un par de días antes. Sí, pero el tipo resulta que tenía derecho a no asistir a aquella jodida rueda de prensa. ¿Han oído alguna vez a Rajoy decir algo? ¿Incluso le han visto decir algo? No. Porque suele salir Cospedal, cuando no González Pons. Y casi mejor para el PP. El PP convoca una rueda de prensa. Los medios van. Y sale quien dice el PP. Luego lo criticas, si te da la gana. Pero la política de cada club la dirigen esos clubs. ¿No será que nos hemos acostumbrado a que las ruedas de prensa nos den esos artículos que no somos capaces de conseguir de otro modo?

Voy más allá. Ferguson ha estado años sin hablar con la BBC. Le ponían multas y usaba esos billetes de posavasos antes de dárselos a la Federación. El propio Mourinho se saltó una rueda de prensa de la UEFA. Le cayó multa y sanción. Nos evitó una enésima rueda de prensa prescindible. Y nos dejó una anécdota para la historia, colándose en un cesto de ropa sucia en el vestuario en el descanso. Guardiola no deja hablar a sus jugadores en periodo pre-entre y post clásico. Y me parece hasta bien, porque en la acera contraria, Casillas habló para "Pravda Real Madrid TV" y casi mejor Kim Jong Il en sus buenos tiempos diciendo que Corea del Norte era el país más desarrollado de la tierra.

Vamos, que Mou es un gili, sí, pero de fiar.


Café para todos, café para nadie
Por Halftown
¿Hace falta que salga Mourinho en rueda de prensa antes de un partido? ¿Hace falta que salga Guardiola? ¿Daba Darth Vader ruedas de prensa a los periodistas de la Estrella de la Muerte? ¿Para qué sirven las ruedas de prensa? ¿Qué coño aportan?

Si alguien con tiempo y una conexión a internet se pusiera, me juego una camiseta de FNF a que la rueda de prensa de Pep en la víspera de un Madrid-Barça es clónica cada año. El mismo mensaje calimeril ante las (supuestas) virtudes del Madrid, el mismo tono afectado, el mismo cuello de pico. Da igual que enfrente esté el Madrid del Ingeniero, de Mou o de Benito Floro. Es decir, que su valor como noticia tiende un poquito más a cero cada nueva temporada.

El problema de las ruedas de prensa es que se han convertido en una ronda de café para todos: los periodistas se sientan ahí y esperan que les alimenten con titulares. Y el club, encantado porque controla la información que sale o deja de salir. Imaginen qué follón si por un momento que esos mismos periodistas que se sientan cual vacas mirando al tren se pusiesen a husmear sobre la Qatar Foundation, Jorge Mendes o los votos para el Mundial 2018.

Luego, claro, se repiten los titulares de las portadas deportivas. Pero da igual: según el último EGM, todos han mejorado los resultados de audiencia. Café para todos. De puta madre.

jueves, 14 de abril de 2011

Guía para sobrevivir al Clásico Repelús

Por Bibari Maeda
Cada vez que escucho la palabra clásico me entra un repelús. Ya son muchos años en los que las expectativas por dichos partidos no se cumplen y la revolución que vive la masa solo invita a una cosa: alejarse y diferenciarse.

El propósito es proponer unos cuantos planes musicales para evadirte de esos posibles excesos a los que son expuestos los futboleros, sean o no del Madrid o del Barcelona, ante cualquier Clásico (repelús). Estos planes son para esas ciudades, para Madrid o para Barcelona, porque no se puede negar lo que somos, urbanitas.

Si vives en algún otro lugar de la España bipolarizada y sólo te importa lo que hace el equipo de tu pueblo, no es que no queramos ofrecerte esas otras alternativas de ocio, es que te suponemos o bien informado o inmerso en unas costumbres tales que sólo vives acorde a lo comentado en el foro de internet de dicho equipo.

Si no te ajustas exactamente a los casos expuestos, pero no quieres quedarte con mala cara después de un desafortunado cero a cero, sigue leyendo.

Lo primero, cree en ti y en tu singularidad. No eres peor por no quererte pasarte dos horas viendo un partido de fútbol que, en el fondo, ni te va ni te viene. Tú no comes mejor y los que salen por la tele comen demasiado y en los sitios más caros. Además, ellos lo queman, que entrenan de vez en cuando.


Sábado 16 de abril, 22:00 horas, Santiago Bernabéu

Si ya te habías hecho con dos entradas para ir a ver a Kevin Johansen (ilustrado en vivo por Liniers) en Barcelona antes de conocer el horario del partido, si tu acompañante se raja o te ha dejado tu chica y tu estado depresivo te invita a ver el fútbol con los amigotes, no lo hagas. Invita a la chica que conocerás el viernes por la noche al concierto. Ninguna acción del partido podrá superar los efectos que sobre dicha chica generen las sabias palabras de Kevin en "Anoche soñé contigo", por ejemplo. "Como un palomo en celo me desvelo por ti" también vale. ¿Estás seguro que prefieres el fútbol por encima de todas las cosas?



Los conciertos de los grupos selectos, son una apuesta segura, convéncete. Y unos lugares excelentes para ligar. Uno, que se ha hecho medio gato en Madrid, estaba convencido de ir al concierto de Dënver en la Nasti aunque fuera solo. Esos chilenos a los que les retuvieron en el aeropuerto a su llegada a España y que destilan sensibilidad con sus letras, sus lindas caras y sus melodías tecno, gustan bastante entre el público femenino. Pero alguien, que se merece sin duda un buen palito, ha decidido que el concierto comience cuando finalice el partido. Así que el menda, descartado el Klubbers Day en el Madrid Arena (que no se diga que no te estamos dando opciones), irá al teatro. Quizás la taquillera sea una mujer de bandera.


Miércoles 20 de abril, 21:30, Mestalla

El miércoles de Semana Santa. Con un poco de suerte, si aún tienes trabajo y tienes que cerrar la oficina, lo mismo te encuentras en la carretera, en un atasco, o en un avión, escuchando el único disco sobre el que merece la pena hablar, el 69 Love Songs de The Magnetic Fields.

Pero si has postpuesto el viaje al jueves o eres más urbanita que yo o no te puedes escapar de la ciudad (no te apures, va a llover) en el Círculo de Bellas Artes de Madrid han tenido a bien volver a traer a Best Coast a Madrid, el grupo de Bethany Cosentino un poco noise, un poco surf, un poco garage, algo de rock. Como Las Aias catalanas, pero en inglés, así que se la entiende mejor.

Para Barcelona, una receta similar, pero totalmente masculina a pesar del nombre de unos y la referencia surfera de los otros. Mujeres y Els Surfing Sirles en el Centre Pedralbes darán larga vida al punk.




Miércoles 27 de abril, 20:45, Santiago Bernabéu

Aunque sea por tercera vez, sigue siendo fácil parecer que no vives en Escocia si te decides por un concierto en el que retumben los roncones de una gran gaita. Ornamento y Delito hacen gala de su marxismo rock en el IES Cardenal Cisneros de Madrid, esta vez en acústico. Ellos, como tantos, vinieron a por pan y se quedaron por vino, en Madrid.

En la misma línea, la sala Apolo tiene programado el concierto de The big head troubled boy, una chica, m., que destila pop, jazz y folk. Un perfecto afterwork, altamente evasivo.


Martes 3 de mayo, 20:45, Camp Nou

Los nervios estarán alterados por unos y por otros aunque en el Gótico apenas se note que hay un clásico (repelús) al otro extremo de la ciudad. La última oportunidad, el último trago, el deseo de venganza y/o de resarcirse, en cualquier caso, deseos negativos. Relájate. Compra en Papabuble (Carrer Ample) los mejores caramelos del mundo y, como seguro que hará muy buena temperatura, pasea hasta casa con el único disco del que merece la pena hablarse, el 69 canciones de amor, sonando en el iPod. Sus ritmos varían, te alcanzan las letras y se deslizan los dedos en un traquetreo rítmico. ¿Y si sirviera también como melodía para leer tranquilo? Tres recomendaciones lectoras: “Nada es crucial” de Pablo Gutiérrez, “Hilo musical” de Miqui Otero y –para que no se diga que pasamos del deporte- “Correr” de Jean Echenoz.

En Madrid, si el guión es una continuación de la lógica, tocará que los madridistas conduzcan más deprisa que de costumbre. Transporte público. La filmoteca, ese cine entre antiguo y chiquitito donde las entradas son baratas y se llena de gafapastas, tiene a bien recordar a Bernard Herrmann. ¿Que quién es Bernard Herrmann? Puedes que hayas visto Psicosis, Ciudadano Kane, Taxi Driver o Cortina Rasgada. Este día, que lo mismo puede ser el fin del mundo o el comienzo de una nueva era, puede ser propicio para escucharlas.

Si tus inquietudes culturales no van por aquí o, si a pesar de todo, eres un hincha fanático de los de guarnición antes que solomillo, al menos, ya te hemos dado las fechas y horarios de los partidos que seguro que ya tienes marcados en la agenda.

miércoles, 6 de abril de 2011

Libres y directos: Leonardo

¿Quién es Leonardo?
Por Nunn

De qué jugaba Leonardo? No es una pregunta gilipollesca, ni mucho menos. Todos lo recordamos en el Valencia o el Milan, pelazo, elegancia, pero oiga, ni lateral ni mediocampista, ni sí ni no. Fue campeón del mundo y de América, respetado y querido en Milán, un carrerón como jugador. Seguro que casi nadie se acuerda. Eso vale cuando juegas con otros 10. Cuando eres entrenador y pones el pecho tú solo, hay que dar un paso más.

¿De qué entrena Leonardo? No es una pregunta gilipollesca. Sin tener el título de entrenador lo fichó Berlusconi (y de este hombre se pueden decir muchas cosas, pero no que no le guste tratar con profesionales); cómo no lo iba a fichar, con esa elegancia, esa simpatía, ese pelazo. Pero al tiempo nadie sabía cómo era un equipo de Leonardo. Ahí anduvo en el Milan, ni sí ni no, y se acabó yendo a malas con el presidente pero ovacionado por la afición, que no es lo habitual, al menos hasta que fichas por el rival de enfrente.

Y en estas que en Nochebuena lo fichó el Inter. Moratti, muy distinto a Berlusconi, le da todos los jugadores que no quiso traerle a Benítez; no se los vas a fichar, con esa pinta de guapo y ese pelazo. Y el tipo empezó a ganar partidos de medio pelo, muchos, hasta que llegó el importante. Y ahí, ni pelazo, ni elegancia, ni nada de nada. Ahí hay que saber cómo son los equipos de uno. Saber a qué juegas. Ser uno de esos de los que nadie se olvida. Y Benítez ni guapo ni pelazo, pero se sabe cómo juegan sus equipos a tres kilómetros: juegan para ganar partidos importantes.


El que se fue a Japón
Por El Gordo de Minnesota

A Leonardo Araujo siempre le ha gustado el riesgo. A los 25 años, en su plenitud, dejó el fútbol de élite y se fue a jugar a Japón, destino habitual de futbolistas gastados y dispuestos a pervertir su prestigio a cambio de billetes frescos. Sin duda, un claro ejemplo de profesional ambicioso, de futbolista con las ideas claras. El campeonato japonés era su proyecto vital (nótese la ironía). Tras ese lapsus inició un periplo por varios equipos que le llevó a Milán, donde el inefable Berlusconi le acogió como a un hijo. Era su ojito derecho, el niño guapo y talentoso al que mimó con esmero. Tanto que tras su retirada le sitúo en la directiva del equipo milanista. Pero no se quedó ahí. La temporada pasada le dio el carnet de entrenador y le puso en el banquillo del mítico Milan. La carrera perfecta. Un amor imperecedero. ¿Era para estar agradecido, no? Pues se ve que no.

En un acto de perfecta traición, Leonardo atendió genuflexo la llamada de Moratti, dueño del Inter y archirrival del Milan. Los tifosi interistas le acogieron como a uno de los suyos, al igual que la plantilla. Los Materazzi y compañía, sumidos en la molicie tras ganarlo todo, echaban pestes de los métodos de Benítez, que les exigía entrenarse como lo que son, profesionales. Más guapo y simpático, el brasileño pronto se hizo el dueño del vestuario. Los resultados acompañaron al principio, pero el embrujo se ha roto. Esta semana, Leonardo se enfrentó a su pasado: cayó sin honor por 3-0 con el Milan y se despidió del Scudetto. Ahora, el triste Schalke les ha dado un meneo de aúpa en la Champions y prácticamente les deja fuera de la competición. Un fracaso en toda regla. Pero no importa, siempre podrá volver a Japón.


El movimiento Pantène
Por Rocheteau

Hay gente que tiene suerte con su jeta. Inés Sastre, Sara Carbonero, Quique San Francisco (ser feo también tiene su público) y Leonardo de Araujo. El caso es que los presidentes los prefieren guapos. Quién no se imagina a Mancini de futuro entrenador. ¿Que naces con cara de bruto como Pepe Mel? Pues a sudar en la segunda B hasta que escales. ¿Que naces con la corbata bien puesta, las camisas entalladitas y ese flequillo que parece hecho para anunciar el movimiento Pantène? Entonces te dan el Milan, lo hundes, y pierdes 0-4 en un derby con el Inter. No pasa nada. Eres un tipo de bien ver. Y como la ética y la estética son indisociables (Aristóteles), seguro que tus ideas son tan bellas como tu apariencia.

Por eso Moratti te da el Inter. Vamos, ni comparación cómo te quedan las camisas al lado de un tipo de Chamberí como Rafa Benítez. Y esas corbatas anchas y demasiado largas del madrileño... imperdonable en Milán. Por eso sobrevivió Mourinho: esos nudos descolocados, esas camisas negras... tenía un look. Rafa Benítez sólo tenía una ética de trabajo. ¿Se le lesionaban 12 jugadores? culpa suya. ¿No le fichaban a nadie? Culpa suya. Resulta que Leonardo llegó y dijo que faltaban jugadores (qué casualidad, como Rafa). Le ficharon 5. Tres de ellos, titulares. Ganó partidos ante clubs modestos, pero llegó la Juve y palmó. Volvió a acercarse pero llegó el derby y un Milan de capa caída le clavó tres (no se le dan bien los derbys al buen hombre). Llegó el Bayern en casa y palmó. Llegó el Schalke y le zumbaron cinco. Vamos, un tipo que sabe preparar los partidos importantes.

Por cierto, si Alfonso Pérez fue imagen de un champú y alguien lo compró, no quiero ni pensar lo que habrían aumentado las ventas con Leonardo de imagen. Yo lo ficharía mañana. Eso sí, sólo para anunciar el movimiento Pantène... Siempre tendrá sitio para guardar los botes en su vitrina de trofeos como entrenador.