jueves, 24 de febrero de 2011

La CONCACAF tiene las bolas calientes

Por snedecor
Había una vez un señor muy corrupto que dirigía una confederación de fútbol desde hacía muchos años, lo cual tampoco es ninguna novedad. Este señor, de nombre Jack Warner y nacido en Trinidad y Tobago, se ha aprovechado de su puesto para, entre otras muchas cosas, conseguir paquetes de entradas para el Mundial de Alemania y, en un alarde de generosidad, cedérselas a su familia (propietaria de una agencia de viajes) para que obtuviera con su reventa unas ganancias estimadas cercanas al millón de dólares. Minucias para la FIFA, que pasó casi de puntillas sobre el asunto Warner mientras se cargaba de todos sus estamentos al Villar de Botswana porque reconoció haber revendido 12 miserables entradas para ese mismo Mundial. Siempre ha habido clases. Encantado de conocerse, hay incluso quien dice que Warner repitió la jugada en 2010. Pero en fin, la próxima semana hablaremos del gobierno.

El caso es que este ambicioso caballero trabaja duro para elevar el nivel del fútbol de su zona, tanto deportiva como (sobre todo) económicamente. Y para eso nada mejor que copiar el exitoso sistema que lleva años funcionando en Europa: la Champions League. Durante años, la Copa de Campeones de la CONCACAF se disputó, aunque con distintos formatos, casi como un torneo invitacional que dejaba campeones procedentes de las principales potencias de la región: México, Costa Rica, Honduras y, en tiempos más pretéritos, Haití o Surinam. Incluso Estados Unidos llegó a saborear dos veces la gloria a finales del siglo pasado, gracias al impulso de la MLS. Pero la lógica económica acababa por imponerse, y si hablamos de equipos ricos (y con buenos jugadores) en la CONCACAF debemos mirar casi exclusivamente a México: de 36 ediciones, 19 fueron ganadas por equipos mexicanos.

El nacimiento de la Concachampions

En 2002, en un intento por ampliar horizontes, la competición pasó a disputarse en un formato de eliminatorias directas que diera cabida a más equipos y favoreciera las sorpresas, pero México dominó incluso más que antes. En esos primeros años del siglo XXI, tan sólo los dos históricos de Costa Rica (Saprissa y Alajuelense) lograron romper la hegemonía de los aztecas, que coparon las finales de 2002, 2003, 2006 y 2007 y se llevaron también el título en 2008. Demasiada desigualdad para que el torneo creciera en prestigio y poder económico. Si siempre ganan los mismos, los demás dejan de interesarse por el producto. Y por si fuera poco, hasta los mexicanos se aburrían de ganar y comenzaban a mirar con ojos golosos a la Libertadores y al resto de competiciones sudamericanas, siempre que la Gripe A les dejara.

Así que en 2008, Warner (sin duda asesorado por Traffic, la empresa que llevó a Ronaldinho al Flamengo y que posee los derechos televisivos de la CONCACAF) cambió el sistema de competición, creando una fase de liguilla al estilo europeo antes de las eliminatorias. Una Champions League con más equipos, más partidos, más dinero… y el mismo resultado. En la primera edición de la Concachampions, tres equipos mexicanos se colaron en semifinales, y la final fue 100% azteca. Pero como bien dice la Ley de Murphy, todo es susceptible de empeorar. El año pasado, los 4 equipos de México que empezaron el torneo llegaron a la penúltima ronda. Ahí la llevas, Warner.

Este año, al acabar la fase de grupos, los 4 equipos mexicanos habían vuelto a clasificarse para cuartos. Pero había una pequeña diferencia con respecto a la campaña 2009/2010, casi un detallito de nada: Cruz Azul y Toluca habían acabado segundos en sus respectivos grupos. La normativa del torneo sólo establece que en cuartos de final no pueden enfrentarse los primeros de cada grupo, pero no dice nada de enfrentamientos entre equipos de un mismo país. Y hecha la ley, hecha la trampa: casualidad o no (más bien no), las bolitas decidieron que los 4 equipos mexicanos quedaran en la misma parte del cuadro. No sólo eso: los dos equipos de la MLS también deben verse las caras en la primera eliminatoria, de manera que el último duelo enfrenta a los dos únicos clubes centroamericanos clasificados para esta ronda. Así, en semifinales habrá representantes de tres países (tres televisiones a pagar), y la final ya no interesará sólo en México. Todo tan bien repartido que es como si estuviera preparado. De hecho, según confirma @laligaennumeros la probabilidad de que se diese esa combinación era de 2 casos sobre 27 (7,4%).

En México, más concentrados en ganar terreno en los despachos de la CONMEBOL que en los tejemanejes de la CONCACAF, algo se huelen, pero tampoco se quejan demasiado: mal se tiene que dar para que el equipo que se plante en la final no vuelva a ganarla. Sólo confían en que Jack Warner no vuelva a cambiar las reglas a mitad de partido. Que a lo mejor es pasarse de pardillos.

martes, 15 de febrero de 2011

Tres recientes disparates futboleros

Por Halftown


1- La Premier retira los vídeos del gol de Rooney de YouTube

El pasado fin de semana había derbi de Manchester. En un Old Trafford hasta la bola, el líder de la Premier recibía al club que más dinero ha tirado por la borda en los últimos dos años. Partido programado a mediodía, para que los chinos no se desvelasen por ver al club de sus amores. Total, que los europeos que fueron a misa de doce, los italianos que tuvieron su propio partido y los americanos de Quebec a Ushuaia se quedaron sin verlo en directo.

La cosa no habría pasado a mayores si Wayne Rooney no hubiera decidido fabricarse el gol del año. Una chilena estratosférica que dejó helado al portero del City y a medio Manchester. Así que todos los que no estaban frente a la tele hicieron lo mismo: buscar la maravilla en YouTube. Y nada. La Barclays Premier League se empeñaba en retirar uno a uno los vídeos del asesino con cara de estibador. El argumento: YouTube no ha pagado los derechos de emisión de la Premier.

El campeonato inglés presume de ser el más global, pero sus dirigentes siguen pensando miopes, incapaces de ver el bosque: ¿qué mejor publicidad para la que pretende ser la mejor liga del mundo que un gol del calibre del de Rooney? ¿De verdad quieren que veamos el mejor gol del año gracias a unos indonesios que grabaron la tele con una videocámara?

2- El departamento de Homeland Security chapa rojadirecta
Unos días antes de la Superbowl –esa final deportiva que los yanquis venden como la más vista del planeta y que tuvo un 10% de la audiencia de la final de Sudáfrica-, el departamento de seguridad nacional estadounidense echaba la persiana a varios sitios de streaming deportivo, entre ellos el español rojadirecta.com.

Aquí hay una doble lectura. Por un lado, está el hecho de que un sitio web de alcance mundial lo pueda cerrar un organismo norteamericano cuya competencia –como su nombre indica- se limita a las fronteras estadounidenses. Será que el servidor de la página está en suelo yanqui. Vaya por delante que de momento han chapado los dominios .com y .org, pero el .es tardará en caer lo que tarde en redactarse un cable del embajador americano a la Ministra de Cultura.
Queda claro que internet es algo tan global y neutro como lo pueda ser la ONU. Que sí, que mucho espíritu multicultural y buenrrollista, cumbayá, pero al final ARPANET fue un invento del ejército de los EE. UU. y la ICANN, la sociedad que se encarga de los dominios online, tiene su sede en California. Así que el día que lo de la plaza Tahrir suceda en Times Square, FNF pasará a ser un fanzine.

Sobre el segundo punto, la cosa es tan sencilla como que no hay ningún operador que sea capaz de ofrecer en formato de pago lo que rojadirecta ofrece gratis, aunque ilegamente. Y obviamente no hablamos del apasionantísimo duelo por el pichichi, sino de los clubes pequeños con aficionados en todo el mundo: hoy es imposible ver al Emelec desde España, al Racing de Santander en Francia o al West Ham desde Italia si no es tirando de streaming. Ni en diferido ni en directo. Ni en abierto ni en pago por visión.

El negocio audiovisual futbolero está tan osteoporótico que probablemente la única razón por la que no le ha pasado como a la música y el cine es que el valor de un partido de fútbol se devalúa radicalmente en cuanto deja de verse en directo.

3- La camiseta de España vale menos que la de Francia
Y mira que Angel María, el gurú de los destinos rojigualdos, lo volvió a ver claro: mientras le daba Cristasol a la Copa del Mundo, el presidente de la RFEF llamó a la sede de Adidas para renegociar el contrato que une a la marca alemana con la selección española. Todo por la pasta, a pesar de que últimamente Adidas haya decidido vestir a la Roja con la camiseta suplente de Rumanía. Hasta ahí, todo bien.

El anterior acuerdo establecía que la roja llevaría las tres rayas alemanas a cambio de 27,3 millones de dólares al año. La renovación hasta 2018 se cerró en 32,7 millones por temporada, casi un 20% de aumento, por encima del acuerdo de Adidas con la Federación Francesa. El único pero es que Francia acaba de firmar un acuerdo con Nike por 43 millones de euros anuales. Y Francia, con un palmarés comparable al español, es una selección que hizo un ridículo tan espantoso en Sudáfrica que Adidas les reclamó una indemnización. Un equipo cuyo dorsal 10 que llevaron Platini y Zidane hoy se llama Karim Benzema.

Con Francia perdida, los tres bastiones de Adidas a nivel de selecciones son Argentina, Alemania y España. Argentina no está en posición de renegociar en base a sus deméritos deportivos. Alemania ya perdió pasta por serle fiel a Adidas, pero al fin y al cabo la cosa queda entre alemanes. España, campeona de Europa y del Mundo en título, con la generación de futbolistas más brillante de sus historia, podía haber sacado un contrato a la altura de sus méritos.

Quizá por echar tierra al asunto no tardó en filtrarse desde la Federación que el propio Villar rechazó un cheque en blanco de Nike. Qué más dará el dinero, Angel María, si tu brillante discurso ante la FIFA nos ha conseguido la organización del Mundial 2018.

jueves, 3 de febrero de 2011

Sr. Pardeza, ¿se le ha perdido a usted algo en Concha Espina?

Por Sopenilla
Sr. Pardeza: ¿Usted recuerda si se le extravió algo en Concha Espina? Piénselo bien, repase su trayectoria. Hace casi dieciocho meses que no se le ve en ninguna presentación, no comparece apenas ante los medios, no fabrica titulares...

Sr. Pardeza, usted siempre fue un ratón, pero de biblioteca. A las concentraciones se llevaba más de un libro. Decidió doctorarse, porque algo había que hacer tras un retiro dorado en México. ¡Pero ser director deportivo!

Año y medio ya en la entidad merengue. Cuando Florentino se investía de ser superior, por todos era bendecido y a todos convencía –incluso a usted, Sr. Pardeza– diciendo: “Vuelve la ilusión”.

¿No se ha dado usted cuenta, Sr. Pardeza, de que lleva dieciocho meses sin que su criterio se haga notar, que lleva dieciocho meses a la sombra de Valdano, que su hábitat natural no está en los despachos?

Sr. Pardeza: su club tiene un presidente nominal y un general plenipotenciario. ¡Cuántas veces no habrá pensado que usted mismo no deja de ser un ministro sin cartera! Usted, que vino para ser consejero, y que ha acabado en medio de una pléyade de mandos que carecen de competencias. Está visto: ante un gobierno basado en el capricho y la chequera, no hay empatía funcional que responda.

Sr. Pardeza: piénselo bien. Podrá estar, pero no se le espera. No tuvo la culpa de formar parte de la Quinta del Buitre, pero no debió dejarse embaucar por la oratoria fácil de su amigo argentino. Usted ya sabe que sólo unos pocos, como González Ruano, son capaces de conciliar éxito y mérito. Y en su caso, como en el de su equipo, es dudoso que se pueda hablar, hoy por hoy, más allá de lo segundo. Aunque bueno, eso ya es un síntoma de mejoría con respecto a Valdano.

Sr. Pardeza. Una plantilla no gana por decreto, aunque lo digan su nombre o su coste. Ha de forjarse a partir de un modelo, una idea preconcebida, que toma cuerpo de manera equilibrada y se sostiene en algo más duradero que unos cuantos resultados inmediatos. Desista, ahora que tiene excusa. Nadie le echará en falta. Gracias a Mourinho, todos ahora sabemos que los fichajes en la casa blanca se deben, principalmente, a la labor del director general de marketing.

Sr. Pardeza: no merece la pena cambiar los pasillos de la Nacional por el palco del Bernabéu.

Así que, antes de que las hemerotecas –aparte de recoger artículos del citado Ruano– consignen otra temporada en blanco de Florentino, conjugue el verbo dimitir. Aunque fuera a destiempo, ya lo hizo en Zaragoza. A la larga, no nos gustaría descubrir que hubo algo que se le perdió en Concha Espina.