Por Rocheteau
Los duros han vuelto a ponerse de moda. Ha bastado un codazo de David Navarro, unas cuántas lágrimas de Fernando Llorente (si fuese escocés le habrían prohibido representar al país o algo así tras la llorera con De la Morena) y una entrada bastarda de Carragher, bañada en la supervivencia obrera de Bootle [ese apéndice de Liverpool donde lo máximo a lo que se puede llegar es a currela de astillero. Por debajo no hay límite…] para que el fútbol vuelva a saber a linimento y hostias. No a camisetas prietas, gomina de yuppie (pasadísima de moda, by the way) y el “espejito, espejito…”
Y eso que los duros de ahora son unas filfas al lado de los de verdad. La lista de villanos es interminable, pero hay uno que de verdad merece la pena traer del olvido. Si fuésemos previsibles como un blog de éxito, os hablaríamos de Goicoetxea, o de Souness o incluso de Gattuso. Al lado de acémilas senmejantes, nosotros preferimos quedarnos con Petrelli.
La lista de piernas rotas del lateral derecho de la Lazio del 74 no es lo importante. Él solía preferir métodos más expeditivos. Para los que no conozcan aquel equipo comandado por Chinaglia, se trataba de un grupo de perros rabiosos, mitad granujas armados y mitad fascistas de tomo y lomo. O sea, también armados. Pero Petrelli era quien la tenía más larga. Tanto como una Mágnum 44. El mismo argumento que Harry el sucio.
Cuenta EL MUNDO este fin de semana que Petrelli solía desmontar y montar el tambor de su Mágnum 44 antes de dormir como método de relajación. Butragueño hacía yoga, y es indemostrable que lo uno calme más que lo otro. Para gustos… total, que en una concentración, la limpiadora del hotel advirtió impávida, una mañana, la lámpara del techo hecha añicos y un impacto de bala en el techo. El lateral explicó con parsimonia estaba tan cansado que prefirió apagar la luz de un modo más rápido y menos costoso que levantarse a apretar el interruptor.
Por cosas como ésa le llamaban El Pedro entre los tifosi de la Lazio. El apodo les sonaba a pistolero mexicano, quizás. Chinaglia, líder de aquel equipo, explicó que en las concentraciones, hartos de aburrimiento y como (gracias a Dios) nadie había inventado las consolas para autistas, los amigos de la Lazio, a la postre campeones, preferían apuntar su puntería y nadie ha hablado de porterías. Disparaban a botes y siluetas humanas, cada uno con su arma.
En su primer año como campeones de Italia (1973-74), los aficionados de la Roma, pobres ilusos, decidieron acudir al hotel donde pernoctaban los laziales para joderles la noche y no dejarles dormir. Un error de cálculo con tipos como Petrelli, que sacó su cañón por la ventana y convenció a los romanistas, en un periquete y unas cuantas balas menos, de volverse por donde habían venido. No hubo heridos.
No les tenía mucho cariño a los aficionados de la Roma, equipo que le dejó ir en 1972, tras numerosas broncas con Helenio Herrera, que tenía su propia idea del orden. No tan política como la de Petrelli, pero parecida en cuanto a los métodos. Luego brilló. Férreo en defensa, se desplegaba muy bien en ataque, siempre disciplinado (sólo faltaba).
Petrelli tuvo su punto ilegal desde sus comienzos, cuando, con 14 años, entregaba la licencia federativa de su hermano, dos años mayor, para poder jugar en primera categoría. Futbolísticamente no da mucho más que contar. El tipo jugó en equipos de pelo medio antes y después de su paso por los fachas más conocidos de la historia del fútbol. Terminó su carrera en un equipo llamado L’Áquila (el águila). Con toda lógica.
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lunes, 7 de marzo de 2011
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Genial, como siempre
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarMi nombre es Paulina y soy administradora de un directorio de webs/blogs. Buen blog deportivo. Quisiera intercambiar enlaces. Puedo agregar tu pagina en mi directorio para que así mis visitantes puedan visitarla tambien.
Si te interesa, escribeme al mail: paulina.cortez@hotmail.cl
Saludos
Pau
Que historia, no me la sabía, me ha hecho gracia, parecen personajes salidos de una peli de Tarantino. Ahora es totalmente impensable unos futbolistas asi, y menos mal, esos personajes son muy graciosos en historias, pero en la vida cotidiana cuantos menos haya de esos mejor.
ResponderEliminarGrandísimo. Citado inmediatamente en mi blog (http://pallecalcio.blogspot.com), donde de paso te pongo un enlace :D
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