
La noche del 20 de noviembre de 2011 todo era felicidad. La larga travesía por el desierto había llegado a su fin: los pronósticos se habían cumplido y con aquella victoria regresaban al lugar que, en su opinión, jamás deberían haber abandonado. Dada la claridad del triunfo, todos pensábamos que era el comienzo de una nueva era, pero no han pasado ni seis meses y las dudas asoman a cada esquina. Sí, ganaron en noviembre, pero la sensación en la calle es que hoy sería difícil que repitieran victoria. Cada una de las decisiones tomadas desde entonces ha contribuido a empeorar un poco más el panorama y, por si fuera poco, están en ese punto en el que si pusieran un circo les crecerían los enanos.
Podríamos estar hablando del PP, pero no, estamos hablando de Los Angeles Galaxy, que levantaban su tercera copa de campeón de la Major League Soccer (la última databa de 2005) mientras en Génova apuraban la fiesta por la victoria en las generales. El de los Galaxy, que habían dominado claramente la fase regular y tampoco tuvieron rival en los Play-Offs, era otro triunfo aplastante, sin duda el del mejor equipo de una competición en la que no siempre gana el mejor. Más que un título, era la confirmación de que el modelo estelar funcionaba: Los Angeles Galaxy habían iniciado en 2007 una nueva era en la MLS con la contratación de David Beckham, un camino galáctico reforzado por la presencia de Landon Donovan y rubricado finalmente con el aterrizaje de Robbie Keane.
Después de esa victoria, conseguir contra todo pronóstico la renovación de un Beckham que (4 años después) había rendido por fin a gran nivel fue visto como la confirmación absoluta de un proyecto llamado a liderar el soccer estadounidense durante varios años. El objetivo inmediato parecía evidente: ganar la Champions League de la CONCACAF para convertirse en el primer equipo del país en acudir a un Mundial de Clubes. Los Galaxy estaban ya clasificados para cuartos de final y en marzo deberían enfrentarse a un rival asequible, Toronto FC; la prensa especializada (también la mexicana) creía que este tenía que ser su año. Erraron.
Durante el parón invernal Bruce Arena decidió traspasar a su portero titular, el internacional jamaicano Donovan Ricketts, confiando en que su suplente Josh Saunders podía ocuparse del trabajo: de hecho en 2011 Saunders ya había jugado muchos partidos por las lesiones de Ricketts sin que el equipo se resintiera y, si seguía en buena forma, cualquier portero que no cobrara mucho podía valer para quedarse en el banquillo. De esta forma Arena, que ya había conseguido montar un equipo muy sólido y competitivo en todas sus líneas (algo muy difícil de alcanzar con las peculiares restricciones salariales de la MLS), liberaba espacio en el tope salarial de la franquicia para seguir fichando.
La solución, ¿un delantero?
Mala suerte, pero tampoco algo (en principio) desastroso. Dado que su recuperación no se esperaba hasta finales de verano, las normas de la MLS permitieron a los Galaxy liberar la mitad de su salario, con lo que sumándole el ahorro producido por el traspaso de Ricketts y por la marcha de dos veteranos reservas como Frankie Hejduk y Gregg Berhalter (también defensas), la franquicia angelina tenía disponible una buena suma de dinero para pagar a sus refuerzos. Refuerzos como, por ejemplo, un central de garantías que supliera la baja de González. Pero poseídos por el más puro estilo galáctico original, los Galaxy decidieron gastarlo todo (o casi todo) en otro delantero, y la cosa les ha salido como le salió a Florentino: rematadamente mal.
Repatriaron a Edson Buddle, que había brillado en los Galaxy de 2007 a 2010 y ahora andaba perdido en la Bundesliga 2, y confiaron en que la defensa podría arreglárselas tal y como estaba. La pretemporada fue un aviso: el juego del equipo no era malo pero sin González la zaga había perdido toda su consistencia y en el banquillo sólo había unos Pavones sin nivel ni experiencia para cubrir el expediente. Empezó lo serio, llegaron los cuartos de final de la ConcaChampions y se produjo la tragedia: contra todo pronóstico, Toronto (uno de los peores equipos de la MLS y que participa en la Champions representando a Canadá) se disfrazó de Mónaco y eliminó a los Galaxy a fuerza de castigar una maltrecha defensa que desde entonces no ha levantado cabeza.
La liga es larga y los play-offs dan opciones a todo el que se clasifique, pero viendo su nivel actual y el del resto de equipos punteros pocos apuestan por ver a los Galaxy en la lucha por el título. Por delante, un verano en el que además perderán varias semanas a su máximo goleador hasta el momento, Robbie Keane, por la Eurocopa, y probablemente después a Beckham (su cerebro y mejor asistente) por los Juegos Olímpicos. No se descarta que llegue algún refuerzo a mitad de temporada: por si el contagio galáctico es más grave de lo que temíamos, desde FNF les recordamos a los dirigentes de Los Angeles Galaxy que Thomas Gravesen ya está retirado. Tweet
Muchas cosas.... ¿Beckham va seguro a los Juegos? ¿Hedjuk era un defensa internacional que si no me equivocó estaba ya en Francia 98 con EEUU? Se pasa muy sutilmente pero ¿UN PROGRAMA DE AYUDA A JUGADORES CON PROBLEMAS DE DROGAS? Viva la MSL!!!
ResponderEliminarSe supone que Beckham irá a los JJOO, nadie quiere decirlo ya pero más o menos todo el mundo entiende que iría a modo de despedida de la selección y para un evento mediáticamente tan importante como unos juegos (además Beckham es londinense). De hecho cuando renovó por los Galaxy ya dejaron claro que tenía permiso para acudir a los JJOO.
ResponderEliminarSí, Frankie Hejduk es ese que dices, buen lateral derecho que estuvo varios años en Alemania, un tipo peculiar que el año pasado no jugó demasiado pero que permitía tener un banquillo de garantías.
Sobre el programa de ayuda antidroga, es habitual en las ligas estadounidenses. Es otra cultura, deportiva y socialmente hablando. No hay escándalo, se dice que el chaval tiene un problema, se le retira de la primera línea, se le ayuda a superarlo y vuelve cuando esté recuperado. Tampoco se dice cuál es exactamente su problema, que no necesariamente tiene que ser de drogas, puede ser cualquier otra adicción. Y si hubiera dado positivo, salvo que fuera algo realmente anormal, lo habitual es que se le sancione con 10 partidos y una multa económica, y listo
El programa contra drogas me parece un ejercicio de sinceridad y un ejemplo de la MLS. Es reconocer y afrontar un problema que existe realmente, en lugar de mirar para otro lado como en Europa, donde hacemos como si todos fuesen chicos supersanotes que no se meten ni un tirito ni le dan más de la cuenta a la botella. Y luego pasamos por alto noticias como aquella de los positivos por coca en la Premier
ResponderEliminarBuen comentario gontxo
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