Por Halftown
Hace algunas semanas salía publicado el ranking de los veinte jugadores de fútbol mejor pagados del planeta en la temporada 2008-2009. A primera vista, pocas novedades: el inglés, mitad hombre – mitad marca, David Beckham sigue al frente de la clasificación con algo más de 32 millones de euros al año. Un sorprendente Leo Messi se cuela –suponemos que, como casi siempre, en diagonal y hacia el interior - en el segundo puesto, después de sólo tres temporadas en la élite. Luego aparecen los jugadores que todo el mundo tiene en la cabeza: Kakà, Henry, Ronaldinho, Cristiano, etc.
Llama la atención que el jugador con mejor salario del planeta sea el sueco del Inter Ibrahimovic, con 11 millones de euros anuales. Uno podría preguntarse cómo es posible pagarle tanto a un jugador que, sí, ha ayudado al equipo a ganar un par de (devaluados) Scudettos, pero jamás ha brillado en el momento de la verdad de la Copa de Europa. La cosa cobra un mínimo sentido al recordar que, hace una década, el presidente Moratti convirtió al hoy olvidado Álvaro Recoba en el futbolista mejor pagado del momento. Si es ansiedad por tener el juguete más caro o sencillamente locura, es difícil de decir.
En cualquier caso, lo más interesante es la división que hace la lista entre dinero ingresado por darle patadas al balón, y la pasta que gana cada jugador por poner su cara junto a un logo. De hecho, más interesante que la división de las cifras per se, es añadir una tercera columna con la proporción entre dinero procedente de patrocinio entre salario.
Otra pasta
Una vez más, Beckham seguiría encabezando la clasificación, al embolsarse 5,3 veces más dinero de sus sponsors que del Milan. Le seguirían Messi, que es el nuevo Hombre Adidas, y Ronaldinho, que si bien ha apagado la luz con el balón en los pies, sigue brillando en el universo del márketing.
La auténtica revelación viene en la parte de abajo de la lista, donde encontramos a los tíos más cuidados por sus dueños... y menos queridos por los anunciantes. O, lo que es lo mismo, los ratios más bajos corresponden a los jugadores más sobrevalorados de la lista: Ibrahimovic, cuya arrogante calidad no cuaja entre los patrocinadores; Robinho, una extraña subasta veraniega de la que todos los actores salieron satisfechos excepto el propio jugador; Terry, cuyos 8,4 millones de euros anuales son directamente una broma –más si tenemos en cuenta la final de la Champions de 2008-, y Ballack, quien al frente de la mannschaft en el mundial de Alemania demostró de lo que (no) es capaz.
De hecho, lo interesante sería saber si hay un retorno de la inversión en el caso de los jugadores de fútbol. Es algo complejo de analizar en el caso del patrocinio por parte de marcas comerciales, puesto que hay muchos intangibles de por medio (por ejemplo, notoriedad de marca).
Sin embargo, en el caso de los clubes, la cosa parece más sencilla: la amortización se realiza, además de por el número de camisetas vendidas, a través de los títulos conseguidos por el club. Parece claro entonces que muchas camisetas tendrán que vender Ibrahimovic o Robinho para resultar inversiones rentables a sus respectivos clubes.
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martes, 21 de abril de 2009
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